Esta sonrisa se la lleva una mini historia que presencié el sábado pasado cuando estaba caminando por Altamira y delante de mi iba un niño (como de 4 años) con su papá. El paso de ellos era lento por los pasos cortos que daba el chamo.El niño con su voz de comiquita iba hablando de todo lo que veía y al pasar al lado de un señor sin piernas que se ayudaba con unas muletas, le comentó espontáneamente al papá:
"Oh no...Si yo no tuviera piernas, me tendrías que cargar siempre, siempre, siempre"
El papá se quedó callado por unos segundos mientras seguía caminando hasta que pudo contestarle con voz entrecortada:
"¿Sabes qué? A mi no me importaría cargarte siempre, siempre, siempre"
Aquí es donde tragué grueso, sonreí, llegué a mi carro y allí pensé en que este pequeño detalle lo compartiría. Por eso saqué el celular para tomarles una foto por el retrovisor mientras se alejaban.